Esta publicación, elaborada por la
Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO),
actualiza los datos sobre la extensión y distribución de los manglares tanto a
nivel nacional como estatal para 2015, así como los resultados de sus cambios
de cobertura.
“Este libro no solo nos demuestra la
importancia ecosistémica de los manglares, sino que también nos abre una puerta
de esperanza acerca de que sí es posible recuperarlos aun después de haber sido
perturbados”, manifestó el titular de la SEMARNAT.
Se refirió a los proyectos de adaptación
de humedales que esa Secretaría ha llevado a cabo con el apoyo de otros
organismos como el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC),
la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) y la propia CONABIO
en las entidades de la República con ecosistemas de manglar prioritarios.
Con inversiones históricas que se han
traducido en acciones de reforestación y de análisis de cuenca y flujos
hidrológicos de las zonas de manglar, Pacchiano Alamán señaló que el gobierno
del presidente Peña Nieto refrenda su compromiso con la megadiversidad de
México, uno de los países con mayor número de humedales designados como sitios
Ramsar.
Por su parte, Alejandro del Mazo Maza, comisionado
de la CONANP, informó que el 63% de la superficie de manglar a nivel nacional
se encuentra bajo algún esquema de áreas naturales protegidas, ya sea estatal o
federal. Destacó que los
manglares que se encuentran en las ANP son fundamentales no sólo desde un punto
de vista ecológico, sino también social y económico: “las ANP representan la
principal fuente de reproducción y crianza de las pesquerías del país. El valor
de la producción pesquera potencial por la reproducción y crianza dentro de
humedales en las ANP representó cerca del 20% de la producción pesquera anual
en 2015”, señaló el Comisionado.
José Sarukhán agradeció en su
intervención el apoyo de la CONANP y los sobrevuelos realizados por la
Secretaría de Marina que permitieron obtener una cartografía de mayor precisión
en zonas con características ambientales particulares. El funcionario expresó
que en las cuatro fechas de análisis se identificaron pérdidas y ganancias en
la extensión del manglar.
En los dos primeros periodos
predominaron las pérdidas, mientras que en el último se registraron cambios
positivos como resultado de la recuperación de manglar, colonización de nuevas
áreas, así como mejoras en la cartografía que permitieron identificar áreas que
anteriormente eran difíciles de diferenciar: “en 2015 tuvimos una ganancia de
más de 11 mil hectáreas de manglar”, reportó Sarukhán.
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