martes, 9 de febrero de 2016

En pleno año 2016, mes de febrero para ser exactos, los mexicanos hemos alcanzado un nivel celestial de vida gracias a estos gobernantes

El humor, la picardía y las ocurrencias que caracteriza a la mayoría de los mexicanos no es obra de la casualidad, existe en todo el mundo una percepción generalizada de que somos, amables, joviales, extrovertidos, festivos, alegres, solidarios, hospitalarios y flojos.
Que gozamos de un gobierno que merecemos, que tenemos primeros lugares en mala educación, pésima alimentación, malos hábitos, inseguridad y corrupción.
También hay como referencia negativa que no sabemos hacer equipo, es decir “estamos como estamos, porque somos como somos” así nos ven otros países del planeta.
Si bien es cierto mucho de lo anterior, también es cierto que no todo está al alcance de los ciudadanos ordinarios, comunes y corrientes que “sobrevivimos” en este México lindo y querido.
Donde cada vez somos más los pobres y las oportunidades de salir adelante simplemente son casi nulas; pero porque somos muy “aguantadores” ya ni nos quejamos, nada más padecemos las consecuencias sociales, económicas, educativas, laborales, estructurales.
Nuestros “dignos” representantes en los diversos ámbitos de gobierno se han preocupado por los excesos que ponen en riesgo la integridad de sus gobernados; iniciaron creando un término “fácil” de entender por las personas, luego lo satanizaron y amafiadamente beneficiaron a poderosas empresas.
Me refiero a los “productos chatarra” que no es otra cosa más que, todos aquellos productos carentes de una presentación, una marca y un aval sólido; es decir, alimentos que por no contar con esos elementos fueron considerados como “dañinos” para la salud de las personas, principalmente los niños en edad escolar.
Duritos de harina, frituras, frutas con chile, papitas, salchichas, dulces y golosinas populares resultaron ser “super” nocivas, a diferencia de las marcas de prestigio, Sabritas, Coca Cola, Maruchan, Marinela y otras tantas que por ser de “prestigio” no se prohibieron ni se combatieron, simplemente se hicieron un poco más pequeñas.
La estrategia oficialista de “vendernos” la idea a los mexicanos de que dichas medidas fueron en beneficio de las nuevas generaciones y combatir la obesidad, la desnutrición y otras deficiencias modernas, abrieron la brecha para que se hiciera lo mismo en otros ámbitos.
Por nuestro bien, se incrementan los impuestos y con esa medida seguimos beneficiando y manteniendo a miles de parásitos burócratas, quienes gozan de sueldos y prestaciones muy superiores a los precarios salarios mínimos de la gran mayoría de connacionales.
Pero los gobernantes no se han llenado de “sangrar” al pueblo y quieren más, argumentando que todo lo hacen por el bien de todos los ciudadanos; pagos exorbitantes por servicios públicos, por energéticos, por los alimentos que se manejan bajo las reglas de mercados internacionales y se dicen libres a la oferta y la demanda, y el contubernio gubernamental que en su discurso ha encontrado un verdadero andamiaje que sostenga la tambaleante realidad de la economía mexicana…todo está de maravilla.
Ahora recuerdo un chascarrillo de la tradicional cultura popular de nosotros los mexicanos, y es que con el anuncio de que por nuestro bien, el kilo de tortilla (básica en la alimentación del pueblo mexicano) costará hasta 16 pesos, es decir sufrió un incremento superior al 60% del precio anterior; muchos hogares en todo el país quedaran al margen de consumir este producto alimenticio básico.
Y es aquí donde se encuentra lo gracioso, parece un chiste pero no, es la realidad en pleno año 2016, mes de febrero para ser exactos, los mexicanos hemos alcanzado un nivel celestial de vida gracias a estos gobernantes, es decir, cada día que pasa nos damos cuenta que gracias a las políticas públicas y las reformas estructurales, vivimos como los ángeles, es decir…nos tienen con menos ropa y sin tragar.
 

0 comentarios:

Publicar un comentario